sábado, 16 de abril de 2011

Matriacado de Quilago

Quilago es un personaje bastante curioso. Su leyenda está presente en unos manuscritos que Montesinos adquiere en 1637 en la ciudad de Lima, punto obligado del itinerario que realiza por el Virreinato del Perú entre 1634 y 1644.
Ciento cincuenta años después de acontecidos los hechos, el dominico es uno de los cronistas más cuestionados por la poca veracidad de sus fuentes, y el prurito de hacer hasta lo imposible por ser reconocido por sus grandes dotes como clérigo y escritor.
Para la mayoría de los ecuatorianos, y más específicamente quiteños, Quilago es un personaje apenas conocido.
En entrevistas al azar, los quiteños atinan solamente a identificarla con una
princesa cayambi que peleó defendiendo su país ante el invasor inca, siendo por ello una de las iniciadoras de la nacionalidad ecuatoriana, concepto suficiente en estos tiempos nuestros de nacionalismo exacerbado y búsqueda alienante de símbolos patrios o patrioteros.
La zona de Cochasquí, de ascendiente cayambi, estaba gobernada por la princesa Quilago,
quien se había fortificado en los bancos al norte del río Quispe (Pisque), lista a detener el
avance de las tropas incas. Entre escaramuzas, batallas y negociaciones, durante dos años, Quilago y sus aguerridos guerreros, apoyados por el unificado señorío de Cayambi, detienen al invasor.
La leyenda nos relata que ella, a pesar de ser prisionera y del buen trato que le dispensó el Inca, nunca olvidó a sus compatriotas; por ello en confabulación con el Señor de Cayambi, refugiado con el grueso de su ejército después de varias derrotas en la zona Caranqui, urdió una trampa para el Hijo del Sol, Huaina Cápac. En efecto, conocedora de la atracción que el Inca siente por ella, lo invita a una recepción en su palacio, donde lo intenta seducir con un erótico baile, en el transcurso del cual haría caer en un pozo camuflado al Señor del Tawantinsuyo. Suponía que sin el Inca, como general en jefe del ejército, los sureños no reaccionarían rápido, y ante la confusión generada, las tropas cayambis atacarían exitosamente al desmoralizado ejército quechua.

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